sábado, 26 de marzo de 2011
Capitulo XIX: Las Nazarenas
Donación de Antuñano a Sor Antonia del Espiritu Santo Hacia fines del siglo XVII, Sebastián de Antuñano y Rivas, tenia mucha amistad con la madre Antonia de Lucia del Espíritu Santo del Beaterio de Monserrate y estaba enterado de las serias dificultades y problemas que se habían presentado por carecer de licencia real. El día 15 de Abril de 1698, escuchando misa en la Iglesia del Señor de los Milagros, tuvo la sensación de ser voluntad divina que las Nazarenas del Beaterio de Monserrate, debían pasar al Santuario del Señor de los Milagros para propagar el ideal del Instituto Nazareno hasta establecer el Monasterio. Finalmente el 12 de Octubre 1700 en la notaria de Don Francisco Montiel Davalos, Sebastian de Antuñano y Rivas hizo generosa y total donación a la madre Antonia Lucia del Espíritu Santo y a las Beatas Nazarenas del santuario del Santo Cristo de los Milagros, de las construcciones efectuadas, de la huerta y todos los solares que había comprado. Fue así que en 1702 entraron recién en posesión legal de dichas propiedades ya que fue necesario hacer algunas refacciones y al pasar las Beatas Nazarenas a la zona de Pachacamilla, el Instituto Nazareno, hoy Monasterio de Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas, quedó adscrito a la Iglesia del Cristo de Pachacamilla o Señor de Los Milagros como sus fieles guardianes y cuidadoras, como lo son actualmente sus sucesoras las madres Nazarenas Carmelitas Descalzas. Fundación del Monasterio Bajo su dirección se enfrento a un a situación económica apremiante, recibiendo ayuda de Antuñano y del benefactor José de Lorenzona, fiel devoto del Señor de los Milagros. Cuando la madre Josefa inicio las gestiones encaminadas a conseguir la Real Célula y la Bula Pontificia para poder fundar el Monasterio tuvo que luchar y superar muchas dificultades y contratiempos. Hacia 1718 un caballero llamado Geronimo Machado fue a visitar a la madre Josefa de la Providencia, acompañado de su esposa e hija y al enterarse que estaba iniciando las gestiones para la fundación se ofreció gentilmente a conseguir la licencia del Rey para la clausura aprovechando su próximo viaje a España y Roma. La ansiada licencia que se encuentra en el archivo del Monasterio fue concedida por el Monarca Felipe V el día 8 de Febrero de 1720. Años más tarde la madre Josefa tuvo la oportunidad de conocer al Padre Maestro Juan de Gazitúa de la Orden de los Predicadores, quien se ofreció gentilmente a obtener de su Santidad la Bula respectiva. Estando en Roma inicio las debidas gestiones ante la Santa Sede y el 27 de Agosto de 1727 Su Santidad Benedicto XIII concedió la ansiada Bula. Quedó aprobado entre otras cosas el uso del habito morado y el característico modo de vestir de las Nazarenas. Cuando la madre Josefa tuvo en sus manos la Bula Pontificia inicio de inmediato las gestiones necesarias para conseguir la ansiada clausura. Conseguir está aprobación era considerado por la sufrida madre Josefa como ´coger el cielo con las manos´ hasta que por fin el Marquez de Casa Concha redacto la debida solicitud y el 14 de Noviembre 1729 expidio la aprobación el Arzobispado y seis días después el Virrey Marquez de Castelfuerte autorizo como patrono la respectiva fundación. Se dice que la idea de hacer efectiva las acciones necesarias para la construción de un templo para el Cristo de Pachacamilla, originalmente, fue de La Perricholi, quien era devota del Señor de los Milagros, quién un buen día visitó la ermita y al verla en lamentable estado, decidió levantarle un templo digno para su culto y custodia de la portentosa imagen e hizo las coordinaciones con su pareja sentimental el Virrey Amat, quien a su vez se puso de acuerdo con la Madre priora Grimanesa Josefa de Santo Toribio C.D. y con la benefactora doña María Fernández de Cordova y Sande, sugiriendoles la idea de despertar y motivar los dormidos sentimientos del devoto pueblo limeño. En ese sentido y contando con el apoyo del Virrey Amat, las Madres Nazarenas, repartierón por toda la ciudad, una invitación para el Domingo 4 de Mayo, mediante la cual, motivavan a despertar el piadoso anímo y colaboración de los pobladores y que para efecto de recibir sus generosos y valiosos aportes, habían dispuesto una mesa en la puerta principal del Colegio de los Desamparados. Fue con está invitación que al fín las Madres Nazarenas despues de 20 años del terremoto de 1746, tenian firmes esperanzas de construir el ansiado templo para el Señor de los Milagros. El Virrey Amat y Junient, dispuso aportar anualmente desde el año de 1764 hasta 1776, la cantidad de 150 pesos de la época como limosna para la construcción del nuevo Templo de Nazarenas, llegando a duplicar en la cuaresma de 1775 la limosna. También colaboró en todos los estudios técnicos de los planos de la obra, la inspección de la construcción y todos los permisos necesarios; la primera piedra de esta monumental obra, se colocó en 1766 para que finalmente fuera inaugurada el 21 de enero de 1771 ante el júbilo de las Madres Nazarenas así como del pueblo de Lima. En la obra estan vinculados Felipe Colmenares Fernández y Juan de la Roca; a pesar que la Iglesia de Las Nazarenas ha sufrido refacciones de sus bóvedas y campanarios, el interior de estilo rococó, aún conserva su identidad.
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